El hormigón es el material de construcción más utilizado en el mundo, pero también uno de los más señalados por su impacto ambiental. Se estima que su producción es responsable de entre un 7% y un 10% de las emisiones globales de CO₂, una cifra superior a la de otros materiales como la madera o el acero. Sin embargo, debido a su durabilidad, resistencia y versatilidad, sigue siendo un elemento clave en la construcción sostenible. La pregunta es: ¿cómo reducir su huella de carbono sin comprometer su uso estructural?
El impacto ambiental del hormigón proviene principalmente de su componente fundamental: el cemento. Durante su fabricación, el clinker –el principal ingrediente del cemento– se obtiene mediante la calcinación de piedra caliza a temperaturas superiores a 1.400°C, lo que genera grandes cantidades de emisiones de CO₂ tanto por el uso de combustibles fósiles como por la descomposición química de la caliza.
Distintos estudios han confirmado que la industria del cemento y hormigón contribuye significativamente a la crisis climática, lo que ha llevado a investigadores y empresas a buscar alternativas para hacer del hormigón un material más sostenible.
Para reducir las emisiones de CO₂ en la construcción, la industria ha desarrollado diversas estrategias enfocadas en la mejora de materiales y procesos:
Estas innovaciones son clave para la construcción sostenible, permitiendo reducir el impacto del hormigón sin comprometer su funcionalidad.
Si bien el hormigón de bajo carbono sigue en desarrollo, su impacto sigue siendo superior al de otros materiales como la madera, que almacena carbono en lugar de emitirlo, o el acero reciclado, que puede fabricarse con menor gasto energético. Sin embargo, el hormigón sigue siendo insustituible en muchas infraestructuras debido a su resistencia y durabilidad.
Por ello, más que eliminar su uso, el desafío es hacer que el hormigón y la sostenibilidad vayan de la mano, promoviendo su evolución hacia un material con menor huella ambiental.
El hormigón no desaparecerá de la construcción, pero su impacto ambiental debe ser mitigado. La innovación en reciclaje de hormigón, cementos de bajo carbono y captura de CO₂ en cemento representa el camino hacia un futuro donde el material sea más limpio y sostenible.
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